Opinión

El movimiento «anticuarentena» no debe ser subestimado por el Gobierno nacional

Argentina está convulsionada. La histeria social reinante causada por la pandemia que puso de rodillas a la mayoría de las democracias del mundo, comienza a calar lentamente en el Gobierno nacional. Los «anticuarentenas», como son llamados los manifestantes contra de las políticas que lleva adelante Alberto Fernández, por ahora son una pequeña llama dentro de un un gran incendio mayor que provocó el coronavirus. Pero: ¿pueden llegar a transformarse en un gran movimiento de «indignados» y hacer temblar las bases del Frente de Todos?

La crisis económica que desató la pandemia es distinta a las que conocíamos hasta ahora y tiene consecuencias devastadoras para todos los países del mundo. No solo porque ha generado un desplome en las economías de todas las naciones, sino porque no se sabe a ciencia cierta cómo va a ser el mundo post-pandémico. Hay tanta incertidumbre que es imposible predecir cómo será el mundo de acá a un año o dos.

El gobierno de Alberto Fernández, además de poner todos sus esfuerzos en cuidar el frágil sistema sanitario y prevenir que el COVID-19 haga colapsar las salas de cuidados intensivos de los hospitales, también está lidiando con algunos temas urgentes como la reestructuración de la deuda soberana para evitar caer en default y crear programas de ayuda social y empresarial para impedir que más gente siga cayendo en la pobreza.

Es por eso que no se debe desatender a la economía, porque sino habrá serias consecuencias. No implementar un plan económico podría provocar un deterioro social donde la explosión de la pobreza está a la vuelta de la esquina. La pobreza no solo tiene resultados inmediatos como el hambre o la desnutrición, sino que tiene severos efectos en la salud de las personas a futuro. La necesidad de combatirla también debe ser una urgencia para este Gobierno.

Hoy en Argentina se discute si la economía cayó de esa manera brutal por la pandemia o la cuarentena. Lo real es que los números que están dando vuelta son catastróficos. Según el economista Martín Tetaz, en Argentina, se estima que se perdieron alrededor de 1.400.000 empleos desde que se decretó el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio, que produjo una parálisis económica letal. Si Tetaz es demasiado liberal y opositor, podemos tomar los números que presentó el director del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, Agustín Salvia, quien expresó que unas 900.000 personas perdieron su trabajo durante la cuarentena, desde el 20 de marzo hasta el cierre de mayo.

El mayor temor de la gestión de Alberto Fernández, no son los números de empresas quebradas o desocupados, sino la cantidad de muertes que pueda generar esta pandemia. Desde Balcarce 50 no quieren que las tapas de los diarios muestren fosas comunes para enterrar cadáveres como sucedió en Brasil o Estados Unidos. Y ciertamente, creo que nadie con sentido común quiere eso, pero eso es otra discusión.

Hay un cierto sector de la sociedad que culpa directamente al gobierno de esta situación y a la decisión de implementar un estricto Aislamiento, Social, Preventivo y Obligatorio durante mucho tiempo. Ese grupo social, es el que hoy sale a manifestarse y a realizar los conocidos «banderazos», donde solo se ven banderas argentinas flameando, y se asegura no tener ninguna afiliación partidaria, aunque desde el oficialismo afirman que es un movimiento estrechamente vinculado con el macrismo.

Sin embargo, una porción de esa población, por más minúscula que sea, se esta movilizando por el simple motivo que después de casi cuatro meses de que comenzó la pandemia, no puede realizar una tarea elemental: generar el propio sustento para asegurar la supervivencia.

Ante movilizaciones de estas características, al gobierno no le tiene que importar quién o qué moviliza tanta gente, sino que debe preocuparse por el «efecto contagio» que se pueda generar. Si los números que Martín Tetaz o la UCA son reales, cada vez más «indignados» saldrán a las calles a pedir una respuesta al gobierno. Personas, que en un futuro serán votantes que estarán descontentos con este gobierno.

El gobierno, en vez de concentrarse en pelearse con una oposición desgastada como la de Juntos por el Cambio, debe salir a mostrar que la política de «cuarentena» tuvo éxito. En la actualidad tiene una baja ocupación de Unidades de Terapia Intensiva para lo que se había pronosticado y una baja tasa de mortalidad en comparación con países que han sido castigados con esta pandemia. Tener esos logros y no salir a capitalizarlos es un poco desconcertante. Además, la pobreza no ha crecido exponencialmente por la ayuda social que ha destinado, son embargo esa situación no se podrá mantener mucho tiempo por el enorme costo que tiene para el Estado.

Si la situación económica se sigue desgastando con más empresas quebradas y más desempleo, este movimiento catalogado despectivamente como «anticuarentena» seguirá movilizándose en fechas patrias para demostrar que eligen la libertad antes que la opresión, de un gobierno que por el momento no ha tenido manifestaciones antidemocráticas.

El 17 de agosto es feriado y se conmemora el paso a la Inmortalidad del General José de San Martín, señalado por la historia como uno de los héroe más importantes que tuvo la gesta libertadora de América Latina. No vaya a ser, que en esa fecha, si la economía sigue deteriorándose, este movimiento que nació por una situación coyuntural termine siendo una chispa que se convierta en un foco de fuego que avance rápidamente y no se pueda detener ni controlar.

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