Opinión

Del manual de resistencia K al timbreo PRO sin escalas

Adoctrinamiento, oh! poderosa herramienta para perpetuar la cosmovisión de los iluminados. ¿Cómo hemos de serle omisos cuando nuestra voluntad permanece en constante letargo? ¿Cómo esquivar esas filosas arengas que nos empujan a ramificar ideas que apenas comprendemos?

Imposible, no cuando nuestras psiques, repletas de vacuidad, se mantienen en estado de “stand by”, con la mirada perdida en el monitor, en el culotte de la vedette, en la pelota que va de un lado para otro castigada por veintidós sandios con mucha energía y pocas luces.

Ay de nosotros! los insulsos y sempiternos borregos. De aquí para allá, cambiando de pastor como de calzón. ¿Será que algún memorable día despertaremos? No señor, no les conviene y, por ende, “no nos conviene”.

Damas y caballeros, les presento a la clase política, los grandes mentores de nuestra ideología. ¡Larga vida a nuestros dirigentes y sus banderas! Que Dios los guarde de la revolución intelectual y les otorgue gracia eterna, aunque no la necesiten, puesto que existen los bienaventurados fueros. ¿Quién sino ellos para guiar a las manadas brutas por los oscuros túneles de la austeridad intelectual? ¿Un libro? ¿Un documental? JA! Y que se note el mayusculado del JA.

Para esa campaña de semejante dificultad, no solo nos ilustran con soberbias proclamas, sino también nos proveen de instructivísimos manuales ad hoc. ¿Qué alma miserable se atrevería a juzgarlos por mezquinos?

Si no sabrán de manuales, si no sabrán de indicaciones. Tanto la instalación del ventilador de techo como la interrelación con nuestros pares ameritan de un buen manual. Porque solos no podemos, no debemos. El fresquete puede quedar orientado hacia el techo, o podemos caer en la vergonzosa vacilación al tratar de defender a nuestros políticos predilectos.

Antaño fueron los camporistas. Vigorosos paladines del peronis… kirchnerismo. Más que militantes… vengadores, reivindicadores del ciudadano adicto al embutido envuelto en pan y tinto de alto octanaje. ¡Qué gloriosos discursos, que bizarría! Somos todos iguales ante la ley, somos todos argentinos, somos todos posibles clase media. ¿Quién no cedería a la seducción de ese amor categórico al pueblo devenido en populacho?

Que florrrrrrr de doctrina diría mi abuela, y que en paz descanse. La muchachada descamisada levantando con orgullo las banderas del FpV, atentos a la voz de la matriarca. Sepan que con el General, diecisiete hubo uno solo, pero con la Cris la cosa fue más cotidiana que el mate con chipá.

Solo imaginen a los purretes de primer grado, atentos a las palabras del soldado K, embebido de pasión y amor al prójimo, narrando la historia como realmente fue: “bla bla bla… y en el séptimo día Néstor descansó. Y más bla bla bla.”

¿Nepotismo? ¿Cómo se atreven? De ninguna manera! a no confundir la cosa. Yo lo llamaría “Selección legítima de funcionarios, calificada por el sustentáculo incondicional hacia el partido político en vigor”. Y para quienes hablen de “Clientelismo”, yo les respondo “Compañerismo”. He ahí la diferencia entre las concepciones de un ferviente camporista y un crítico opositor, simplón y posiblemente casto.

Pero hoy cambiaron ciertas realidades, ya no son los “cabecitas” los que guían a la tropilla turbada, ya no escuchamos sobre inclusión, sobre igualdad ni todas esas rarezas del pasado populista y demagogo. La premisa vigente es la ALEGRIA.

¿De qué sirven el matrimonio de pan con pan y las asignaciones para NiNis, si nuestro estado anímico está inmerso en el socavón marxista? No señor! Hay que virar sotavento. Ya lo dijo el Presidente Mauricio, estábamos viviendo una vil mentira. Los pobres son pobres, fueron pobres y serán pobres, y hay que aceptarlo con estoicismo y galantería de realeza escandinava.

La derecha parece ser la verdad, porque es lo que vemos y escuchamos a diario a través de los grandes medios hegemónicos de comunicación. ¿Qué perturbada mente conspiranoica se atrevería a poner en tela de juicio la veracidad de gigantes como Clarín, La Nación, TN o Infobae? Ninguna que se jacte de lucida y circunspecta. Eso es cosa de morochos ¿vio?

La doctrina es elegante, el neoliberalismo pecará de muchas cosas, pero nunca por falta de glamour. Y así pues son los nuevos heraldos amarillos de la plataforma Cambiemos: jóvenes galanes, picarescos y de refinada informalidad. Algo así como un nietito rebeldón de la Sra. Legrand, pero con mucho menos poder adquisitivo por supuesto. Escuchan Marama y beben latte machiatto, nada de choripán y vino, ni Pepo y la Superbanda. Nada que tenga que ver con gentuza adicta al intervencionismo estatal.

Y asimismo la militancia es distinguida, el timbreo a vecinos de San Telmo, Recoleta y Palermo con selfie inclusiv, el coaching supervisado por gurúes espirituales provenientes de la India o colindantes, y la eterna respuesta a las interpelaciones sobre las desventuras de nuestro querido país: es todo culpa de la pesada herencia. El caballito de batalla por antonomasia del nuevo oficialismo. Sutil, universal y elocuente, cual artilugio de espía británico.

Pues bien, hoy se empodera una mixtura política del tipo Kitsch-Right, con matices new age, new liberal y newell´s old boys. Pero… ¿Qué nos depara entonces el destino político para el futuro? ¿Cuál será la doctrina predominante de los ulteriores mandatarios? No lo sabemos, pero tampoco nos privemos de especular.

Teniendo en cuenta cómo nos enamora revivir el pasado, quizás mañana estemos nuevamente bajo la tutela de un ilegítimo pero vigoroso gobierno militar, sobrio, patriota y audaz, censor de los pensamientos hippies y gran protector del pudor y la rectitud. Dios, Patria y Familia, como explican ciertos nostálgicos.

O quizás descartemos la inverosimilitancia (ojo! pienso patentar el neologismo), nos despeguemos de la vulgaridad, de la ignorancia, dejemos atrás el pasado, leamos entre líneas los discursos políticos, investiguemos, nos eduquemos y evolucionemos… Jaja

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