Notas

Sabbatella y su inquebrantable lealtad a la caja financiera

Decir que la política argentina es el ámbito predilecto de los oportunistas, chantas, delincuentes y descarados de toda laya e ideología no es una revelación que me vaya a hacer ganar el premio Pulitzer, pero me vale como ociosa presentación del universo en el que se mueve el “gran resistente con aguante”, Martín Sabbatella.

Dejemos atrás sus comienzos en la Federación Juvenil Comunista, su paso por el Frepaso y sus candidaturas por la Alianza, para centrarnos en su actual furiosa pertenencia al kirchenrismo, y en su rol de máximo referente del partido Nuevo Encuentro, creado en el año 2009 por él mismo.

Efectivamente, Sabbatella adhiere al kirchnerismo a partir del año 2011, “seducido” por el apabullante 54 por ciento logrado en las urnas por Cristina de Kirchner en las presidenciales de ese año, y comienza a militar fervorosamente por la causa nacional y popular del Frente para la Victoria.

Ya cobijado por el poder K, comienza a sobreactuar su adherencia al proyecto con una obsecuencia repulsiva que él se empeña en darle un tenor virtuoso llamándolo lealtad, lo que le vale ser nombrado, el 1 de octubre de 2012, al frente de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual, AFSCA, con el explícito mandato presidencial de ahogar y desmembrar al más acérrimo enemigo del kirchnerismo gobernante: el Grupo Clarín.

Entregado con pasión de converso a la tarea que le fuera encomendada, fracasa vergonzosamente ya que, a pesar de sus empeños y desvelos, el Grupo Clarín no solo se mantiene en pie, sino que logra crecer y sumar servicios.

Tal vez la obsesión de Sabbatella por aniquilar a Héctor Magnetto y su grupo lo haya llevado a descuidar sus reales funciones al frente del Afsca, ya que mientras libraba su lucha contra “la cadena del desánimo”, empresarios como Sergio Szpolski, Matías Garfunkel, Cristóbal López, y varios poderosos grupos de medios locales y foráneos violaban la Ley de Medios comprando, acumulando, vendiendo, y “testaferreando” en sus propias narices.

Ese ensimismamiento compulsivo y maníaco en cumplir el anhelo de la ex presidenta quizás lo haya cegado tanto que no le permitió advertir que la televisión Pública se había convertido en una unidad básica del kirchnerismo, en el cuartel televisivo de La Cámpora, en un canal panfletario y propagandístico del relato, donde la pluralidad y el respeto por el disenso jamás pusieron un pie.

O que el Fútbol para Todos tenía más bajada de línea que 678; o que las persecuciones y despidos por no comulgar con la doctrina K eran ley en muchos medios; o que muchos programas oficialistas destruían el honor, las carreras y las vidas de quienes se atrevían a cuestionar al gobierno anterior.

En fin. Seamos benévolos, y consideremos todo esto como cosas del pasado. Como parte del anecdotario oscuro de las comunicaciones.

El tema es que Sabbatella aun no es pasado, ya que, a pesar de haber sido removido de su cargo por un decreto presidencial que intervino al Afsca, el leal muchacho de Nuevo Encuentro continúa dando pelea por retornar, según declaró, para hacer cumplir la ley de Medios.

Habiendo perdido a manos del PRO su mayor fuente de financiación personal y partidaria de los últimos 16 años, la Intendencia de Morón, en que su hermano Hernán Sabbatella fuera como candidato; habiéndosele escurrido otra posible fuente de ingresos, la vicegobernación de la provincia de Buenos Aires, donde fuera candidato integrando fórmula con Aníbal Fernández, Martín Sabbatella está dispuesto a dar dura batalla por su cargo en el Afsca, ya que los cientos de militantes de Nuevo Encuentro que nombró empleados en ese organismo, a quienes se descuenta un porcentaje de sus sueldos en concepto de “aporte partidario”, son la única “renta” que le queda para poder llevar la suntuosa vida de líder y fundador que se merece. A costa de los laburantes, claro está.

Por favor, basta Sabbatella. No se dá una idea de la vergüenza que causa verlo en plazas, playas y actos de todo tipo intentando convencernos de que lo apoyemos y no lo dejemos solo porque si usted no preside el Afsca el Frente Cambiemos ejercerá hegemonía sobre los grandes medios de comunicación. Eso ya pasa, y no por presiones del presidente Macri, sino porque ellos mismos se pusieron a disposición. ¿O no sabe acaso que los empresarios siempre buscan el calor del poder de turno?. Como usted.

Y por si fuera insuficiente: «La designación del Sr. Sabbatella exhibe un grave vicio de origen resultante de la falta de cumplimiento de los requisitos exigidos por la LMA para el desempeño del cargo que ostenta. En efecto, el artículo 14 de la LMA exige que sus directores deben ser personas de alta calificación profesional en materia de comunicación social, requisito que el nombrado no reunió.» Daniel Sabsay, abogado constitucionalista

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