Andrés Oppenheimer es un reconocido periodista argentino que desde hace años reside en Estados Unidos, y se desempeña como columnista de El Nuevo Herald de Miami. En su última columna titulada «Argentina, la hora de la verdad», Oppenheimer destroza la gestión de la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner. El crítico artículo comenta que Cristina ha dejado a Argentina con más pobres que antes, que el país es uno de los países que menos crece en Latinoamérica y que tras las elecciones del domingo, vendrá un ajuste inevitable.
Oppenheimer reconoce que la presidente goza de relativamente altas tasas de popularidad «gracias a una economía artificialmente inflada», pero en contra partida expone que el mandato de Cristina Fernández de Kirchner «probablemente será considerado como uno de los más desastrosos de la historia reciente de Argentina».
«Fernández, que entrará en sus últimas semanas en el cargo después de las elecciones presidenciales del domingo, ha realizado un milagro económico al revés: a pesar de heredar la mayor bonanza económica en muchas décadas gracias a los altos precios internacionales de las materias primas del país, dejará a la Argentina más pobre que antes. No hay economista en el mundo que pueda disputar lo siguiente: cuando Fernández llegó al poder en 2007, la economía de Argentina crecía a tasas anuales del 8 por ciento», expresa Oppenheimer.
Según el el Fondo Monetario Internacional (FMI), aclara el periodista, la economía Argentina cayó a un crecimiento que es casi nulo del 0.4 por ciento en el 2015, y junto a Venezuela y Brasil, que actualmente son de los países que menos crecen de América Latina.
Pero el la crítica más dolorosa que Oppenheimer hacia el kirchnerismo es el crecimiento de la pobreza que tuvo el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner en estos años, así derribando el mito de la inclusión. «El porcentaje de pobres ha aumentado del 27.9 por ciento de la población en 2007 al 28.7 por ciento en 2014, según el Observatorio de la Deuda Social de la Pontificia Universidad Católica Argentina», relata el artículo.
También le dedica un párrafo a la educación. Dice que Argentina fue uno de los países más avanzados y mejor educados del mundo a principios del siglo XX, y actualmente se encuentra en los últimos lugares de los rankings internacionales de educación, innovación y competitividad. «Ahora ocupa el puesto 59 entre los 65 países en la prueba estandarizada PISA de estudiantes de 15 años de edad. En ciencia y tecnología, a pesar de la riqueza de talentos individuales en el país, registró sólo 81 patentes internacionales el año pasado, en comparación con las 18,200 registradas por Corea del Sur, según la Oficina de Patentes y Marcas de EEUU», expresa Oppenheimer.
Otro dato que golpea a la gestión K es el del ranking 2014-2015 de Competitividad del Foro Económico Mundial, en el que participan 144 países. «Argentina ocupa el lugar 104 en competitividad global, 138 en la protección de los derechos de propiedad, 127 en pagos irregulares y sobornos, 142 en el despilfarro del gasto público, 143 en el favoritismo en las decisiones gubernamentales, 135 en la transparencia del gobierno, 133 en fiabilidad de los servicios de policía, y 138 en el comportamiento ético de las empresas».
A la mitad del artículo Oppenheimer se pregunta cómo puede ser que la presidente siga teniendo un alto porcentaje de argentinos que todavía apoyen al gobierno. La respuesta que da el periodista es que esa popularidad se debe a cantidad de subsidios que ha dado subsidios a millones de personas, y al aumento de empleados públicos que fue en un 45 por ciento desde 2007. El control de los medios de comunicación también sería fundamental ya que «está engañado a muchos, haciéndoles creer que el país anda bien».
El artículo termina con una opinión del periodista. Expresa que el próximo presidente, sea Scioli o no, encontrará una economía quebrada, con fuga de capitales y las crisis económicas simultáneas de China y Brasil –los mayores mercados de exportación de la Argentina– además advierte que quien gane la elección tendrá que llevar adelante ajustes económicos dolorosos. «Para entonces, Fernández estará fuera del poder, tratando de evitar ser llevada a la justicia por acusaciones de corrupción masiva, e intentando influir en el nuevo gobierno a través del Poder Judicial, el Congreso y otras instituciones que ahora controla. Pero cuando comience el inevitable ajuste de cinturón, muchos argentinos se darán cuenta de que Fernández ha sido la peor presidenta de la historia reciente del país», finaliza el artículo.
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