El gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, sigue en sintonía. Continúa castigando al kircherismo duro y sobre todo a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Hagamos un poco de historia. El mandatario salteño fue el primero de los gobernadores K en mostrar discrepancias con el gobierno actual. Fue el primero en decir que el gobierno de Cristina terminaba el 10 de diciembre, algo que se cansó de repetir en incontables entrevistas en medios nacionales.
Quizás la primera muestra de rebeldía la hizo en febrero de este año. En una entrevista realizada por Pablo Sigal que salió publicada en Clarín. En ese momento, Urtubey aceptaba que la desnutrición infantil existía en Salta y seguía golpeando a la provincia que gobierna desde hace dos períodos. Este sinceramiento U, cayó muy mal en las filas K. Durante años, el kirchnerismo trató de ocultar y minimizar la desnutrición reduciendo este grave flagelo solo a una «cuestión cultural». Para empeorar la relación, a esas declaraciones las hizo en el medio más opositor al gobierno Nac&Pop, Clarín. El medio que más odia Cristina.
Pero esa rebeldía no terminó ahí. A fines de de agosto en una entrevista publicada por el diario kirchnerista Tiempo Argentino había expresado que en Salta todavía la gente «se caga de hambre». También había considerado que el candidato del FPV, Daniel Scioli, era «más horizontal que Cristina». Algo que cayó muy mal a la primera mandataria.
Siguiendo su postura de desobediencia, en el día de ayer en juzgó de «incomprensibles» las dificultades en la transición registradas en algunas áreas de gobierno. En diálogo con Oscar González Oro por Radio 10 de Buenos Aires, Juan Manuel Urtubey mostró su lado más polémico.
La crítica más dura hacia Cristina Kirchner, vino por el lado de la falta de acuerdo sobre el lugar donde se realizará el traspaso del mando. «Quien ha ganado las elecciones tiene todo el derecho del mundo a decir a qué hora quiere asumir o cómo quiere hacerlo», comentó Urtubey. Dejando bien en claro su postura y cargándose a Cristina que no quiere dejar asumir a Macri en Casa Rosada.
«Lamento que no se asuma (el resultado del ballotage), me duele que se le falte el respeto al pueblo argentino», aseveró refiriéndose a Cristina y añadió: «Cuando uno gana, hay otro que pierde y lo que tiene que hacer el que pierde es respetar al que ganó», insistió en la crítica.
Para Urtubey pretender empañar la asunción de un presidente electo por la mayoría de los argentinos «por no asumir que uno perdió, a mi juicio, es bastante más grave» y posición a la que consideró de mal gusto. «Es un problema institucional severo», agregó.
Urtubey reconoció su trabajo realizado durante la campaña presidencial de Daniel Scioli. «He militado activamente, recorrí la Argentina pidiendo que votaran a Scioli, pero el día que perdimos la elección, lo primero que tenemos que asumir es que la gente votó a otro candidato, hay que respetarlo y hay que tratar de no complicarle las cosas», comentó el gobernador salteño. Inteligentemente se despegó del macrismo y reafirmó su condición de peronista. «Yo no soy del PRO, ni me haré macrista, soy peronista, voy a acompañar y colaborar a las políticas que le vengan bien al próximo gobierno y que tengan que ver con mis principios y convicciones», comentó sin filtro Urtubey.
Su frase más controvertida y que más dolió al núcleo más duro del kirchnerismo fue cuando se referió a Mauricio Macri. «Vamos a trabajar incansablemente para construir un peronismo competitivo que en cuatro años vuelva al gobierno, pero la forma de hacerlo no es haciendo que le vaya mal a Macri. Y me parece que alguna gente entiende esto», mostrando una postura totalmente distinta a la que viene demostrando el kirchnerismo duro y sobre todo la presidenta.
Otro dardo contra los K, fue cuando Urtubey los diferenció de los peronistas. «Hay muchos, la mayoría del peronismo, que están esperando el 10 de diciembre para empezar a trabajar en generar las condiciones que le den gobernabilidad al gobierno elegido por el pueblo», manifestó. Y añadió: «Hay que formar un peronismo superador, competitivo, moderno y abierto». El gobernador admitió que en su partido hay «algunos» que no comprenden este objetivo.
«Si la gente votó a otro candidato y le ponemos palos en la rueda, le estamos faltando el respeto a la gente. Esto no se puede hacer», finalizó.
Dos de los motivos de este distanciamiento del kirchnerismo duro es que mandatario aspira a competir por la presidencia en 2019 y además lograr la presidencia del partido Justicialista. Dos puestos que por ahora, Cristina no está dispuesta a abandonar. Pero quizás, la raíz de su enojo venga en que la presidenta siempre gobernó con la chequera a las provincias del interior y Salta fue una de las grandes perjudicadas. Tal vez Urtubey quiera hacerle pagar esa postura tan unitaria y poco federal. Que Macri realice una buena presidencia y sobre todo con la ayuda de algunos gobernadores peronistas, anticiparía el final del kirchnerismo, y sobre todo de Cristina.
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