por Martín Rodríguez
Entrevista a Teresa Cornejo//
Siempre es delicado hablar de desnutrición sobre todo cuando las cifras son tan aterradoras. En Argentina, según los datos aportados por Red Solidaria, cada dos horas muere un chico menor a 5 años por causas ligadas a la desnutrición. En nuestro país hay 260.000 chicos de 0 a 5 años con algún grado de desnutrición y 2.100.000 de argentinos, no tienen asegurada su comida diaria lo que implica que aproximadamente 330.000 familias argentinas sufren hambre.
Según Unicef “la desnutrición es una enfermedad que se produce por falta de atención y alimentación. Los niños crecen menos, están flacos y puede causar daños permanentes“. Entre las principales consecuencias que presenta la desnutrición infantil podríamos mencionar las siguientes: niños con baja estatura, delgados, muy enfermizos y débiles, además de tener problemas de aprendizaje y desarrollo intelectual.
Según el programa periodístico Periodismo para Todos, conducido por Jorge Lanata, la Argentina produce alimentos para 300 millones de personas, donde sólo el 11% es para consumo interno. Si bien los últimos datos oficiales son de 2009, estudios de seis organizaciones privadas demuestran que desde fines de 2011, se incrementaron en Argentina los casos de personas con peso inferior al saludable.
La Fundación Conin explica que, “los estragos que provoca la desnutrición que se padece en la primera infancia son los más lamentados por una sociedad, ya que en esta etapa el mayor impacto lo sufre el cerebro. Éste es el órgano que más rápidamente crece, pesa 35 gr al nacer (seis monedas de un peso), a los 14 meses 900 gr. (150 monedas de un peso) y en el adulto, su peso es de 1.200 gr. (200 monedas de un peso), durante los dos primeros meses de vida crece a un ritmo de 2 mg. por minuto. En la desnutrición, no sólo se detiene el crecimiento cerebral, sino que además se presenta una atrofia del cerebro. La suerte del sistema nervioso central está determinada en los primeros 14/18 meses de vida. Si durante este tiempo, el niño no recibe una adecuada ingesta de nutrientes y estimulación adecuada, se transformará en un débil mental”.
En Salta existe una fundación que de la mano de Teresa Cornejo (Presidente de Nutrir Salta) trata de combatir esta problemática. La fundación se estableció en la ciudad en el 2010 y desde entonces han venido desarrollando un programa que tiene un gran éxito en los Bº Solidaridad y Bº Fraternidad.
En una entrevista realizada por El Otro País a Teresa Cornejo nos contó cómo funciona la fundación, cuáles son sus mayores problemas y cuáles son sus planes.
¿Cómo trabajan desde NuntrirSalta?
Lo que hacemos es prevención de la desnutrición de acuerdo a la metodología Conin con un manual de procedimientos que nos fue dado por la fundación. Entonces la madre viene una vez por semana al centro, que es totalmente ambulatorio, con los niños menores de 5 años que están en problemas de desnutrición o en alto riego social en donde trabajan con maestras especializadas y se le realiza estimulación. Además para las madres tenemos talleres de alfabetización, de alimentación, buena nutrición, economía doméstica y también talleres de formación y de oficios, donde les enseñamos costura, tejidos, artesanías en gral. o dulces, para que eventualmente sean una salida laboral.
La madre una vez que retira al niño del jardín tiene que llevarlo al médico, a la nutricionista o a la estimuladora temprana, porque la madre es el verdadero agente sanitario de la familia. Nosotros trabajamos mucho la autoestima a las madres. Hay que enseñarle a la madre que lo primero que debe hacer es querer a ese niño, ese niño no es una carga, al contrario es una bendición. Les enseñamos que en el bebe la lactancia materna desde el punto de vista alimentario es fundamental.
¿Cuáles son los riesgos que puede tener un chico con bajo peso?
Un chico que tiene problemas de nutrición su cerebro no se desarrolla, entonces ese niño tiene una imposibilidad de tener una actividad escolar normal, exitosa y por lo tanto luego la imposibilidad de incorporarse luego al mercado laboral.
¿Cuántos chicos atienen en la Fundación?
Actualmente en la fundación estamos atendiendo alrededor de 60 chicos con sus familias que asisten una vez por semana. Nosotros atendemos dos veces a la semana en Bº Solidaridad y una vez por semana en Bº Fraternidad. También trabajamos en Bº Solidaridad una vez por semana con chicos que ya han sido dados de alta en donde la madre sigue asistiendo a los talleres y los niños al jardín para la estimulación y además para que nosotros no perdamos contacto con ellos.
¿Les cuesta mucho tener en funcionamiento la fundación?
Nos cuesta mucho porque los profesionales que tenemos tienen que ser rentados, porque sino no hay continuidad ni seriedad en el tratamiento. Yo no puedo tener hoy un médico al que no le pague, que él está dejando de atender su consultorio para atender en el centro. Entonces el médico, la nutricionista, la asistente social, las maestras jardineras son profesionales rentados.
Nosotros necesitamos recursos de todo tipo, económicos por supuesto para poder solventar los gastos que tenemos, pero además necesitamos recursos en mercadería, recursos humanos, voluntarios. Nosotros somos parte de una red que se llama Salta Solidaria y tenemos un grupo de voluntarios que trabaja en muchas de las tareas que realizamos, por ejemplo toda la parte de talleres.
¿Cuáles son los objetivos que tienen para el futuro?
En estos momentos tenemos otro centro que funciona en Las Lajitas. Este centro funciona de manera independiente en cuanto a personal y a recursos porque un grupo de profesionales que trabajan en Las Lajitas integran Nutrir con el objetivo de hacer este centro allá. O sea el objetivo ahora es tener la franquicia solidaria para Las Lajitas.
¿Para usted es posible acabar con la desnutrición?
Para mi es posible terminar con la desnutrición, no es algo inmediato porque es un trabajo de años. La manera de hacerlo es como estamos haciendo, con la prevención. En el caso del chico que ya está desnutrido se puede hacer una recuperación, pero nunca esa recuperación va a ser total. Es muy doloroso ver esa realidad, pero es muy gratificante ver la sonrisa de los niños.
La lucha contra la desnutrición es una pelea que la tendríamos que encarar entre todos, no es algo que se pueda vencer desde un solo lado. Gobiernos nacionales, provinciales y municipales, organizaciones sociales, ONG’s y la población en general deberían trabajar mancomunadamente y unir fuerzas para lograr exterminar este flagelo. Como dice el Dr. Albino “Hay que dejar de pensar en las próximas elecciones y trabajar para las próximas generaciones” sólo así tendremos una gran nación.