Política

Asuntos internos: Mauricio Macri debe equilibrar la balanza

Sabemos que el kirchnerismo dejó una Argentina deteriorada, no solo económicamente sino política y socialmente. Para ordenar el descalabro que se produjo en algunos sectores durante estos 12 años, el Gobierno nacional, comandado por Mauricio Macri, debió tomar medidas que en muchos casos resultaron «impopulares».

Se dice, y se acepta, que el nuevo presidente goza de un tiempo de gracia, inmediatamente posterior a su asunción, en el que se le toleran las primeras medidas, se le obvian algunos errores y traspiés, y se le guarda cierta contemplación en virtud de que se considera prudente dar tiempo para que el nuevo mandatario se interiorice del estado de situación que recibe de su antecesor y comience a “conocer el paño”.

Este tiempo que la oposición y el pueblo en general conceden a los nuevos gobernantes suelen ser también llamado “la luna de miel”, porque son los días en que, por lo general, no se les reprocha nada, no hay cuestionamientos fuertes y se les permiten algunas acciones que pueden no ser demasiado amistosas para los bolsillos.

Al presidente Macri se le está agotando su tiempo de “romance” con la ciudadanía, y la balanza no da visos de equilibrarse, ni hay señales de que se pretendan corregir ciertas medidas tomadas sin la precaución debida y el análisis que requerían para evitar daños injustos. Concretamente, Macri y su equipo deberán rever cuatro grandes medidas que se tomaron durante su gobierno.

El Gobierno kirchnerista dejó un tendal de contrataciones a último momento, como resultado legó un aparato estatal súper poblado. Era necesario achicar el Estado y Macri lo entendió así. Pero en la volteada, para eliminar la enorme cantidad de noquis que dejó el gobierno anterior, cayeron cientos de trabajadores. Los miles de despidos realizados sin el correspondiente estudio caso por caso, provocó que se vieran perjudicados los verdaderos empleados.

Tratar de bajar la inflación, bajar el gasto público, devaluar la moneda y suprimir el impuesto a las exportaciones era algo que se debía hacer. El el grupo económico de Macri lo hizo bastante bien, pero este nuevo tipo de escenario económico hizo que los precios se vayan por las nubes. Es por eso que el Gobierno nacional deberá lanzar urgentemente medidas económicas compensatorias hacia la clase trabajadora y los jubilados, que ven cómo día a día sus ingresos se esfuman engullidos por la inflación y la devaluación.

La quita de los subsidios era una medida necesaria que se debía tomar en el corto o largo plazo. No era posible que el Estado subsidie el consumo de personas que no debían tenerlo. En este tiempo se dio a conocer que personas que vivían en barrios con alto poder adquisitivo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, pagaban menos que un ciudadanos de Salta o Jujuy, dos de las provincias con mayores desigualdades. La quita de los subsidios y el sinceramiento de la tarifa hizo que los consumidores de todo el país recibieran boletas con aumentos que van desde el 50 al 300%. Ahora se anunció también la quita de los subsidios al gas y prevén que los aumentos llegarán a los 250%. Eso sin duda ayudó a deteriorar el salario de los trabajadores. 

Dos hechos graves marcaron a las fuerzas armadas durante estos primero tres meses. La represión por parte de Gendarmería a los trabajadores de Cresta Roja en la autopista Ricchieri y a la Murga «Los Auténticos Reyes del Ritmo» de la villa 1-11-14 en el Bajo Flores, en la que había menores. El presidente no podrá hacer oídos sordos y deberá mandar investigar a los responsables de estos gravísimos casos de represión acaecidos en estos días. Deberá condenar estos hechos, y ordenar una estructuración del monitoreo y contención de las protestas sociales, para que las fuerzas de seguridad actúen de forma legal y respetuosa de quienes reclaman.

Si algunos ajustes son necesarios e inevitables debido al fuerte deterioro de la economía, deberán trazar planes para que esos ajustes recaigan, su mayor peso, sobre quienes pueden afrontarlos, mitigando de esa manera el perjuicio que éstos provocan sobre los argentinos de menores recursos.

Una buena medida para compensar el bolsillo de los trabajadores serán las paritarias que deberán ser abiertas, sin condicionamientos ni techos. Desde el Gobierno nacional aseguran que la inflación de este año estará en los 25 puntos, y no tenemos porque no creerles, pero sí debemos desconfiar. Por eso Macri, tendrá que proponer un aumento del 25%, pero dejarlas abiertas para una segunda negociación después de julio. Además deberá crear una unidad coordinadora de precios que multe a los empresarios que decidan subir sus precios sin razón en claro perjuicio de la clase trabajadora.

Si el gobierno nacional no replantea y retrotrae algunas medidas «impopulares» llevadas a cabo durante estos tres meses de conducción, el gobierno corre el riesgo de que, antes de que termine la “luna de miel”, se inicie el proceso de divorcio con el pueblo.

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